Necesidad de una cultura ética (Albert Einstein 1948)
Me siento obligado a enviar mi congratulación y a desear los mayores éxitos a su Sociedad para una Cultura Etica, con motivo de celebrarse su aniversario. Este no es, por cierto, el momento de contemplar satisfechos los resultados obtenidos en estos setenta y cinco años de honestos esfuerzos en el plano ético. No podemos decir que los aspectos morales de la vida humana en general sean hoy más satisfactorios que en 1876.
En aquella época se creía que todo podía esperarse del estudio de los hechos científicos comprobables y de la eliminación de los prejuicios y las supersticiones. Lo logrado es, en efecto, importante y digno de los mayores esfuerzos de los más capaces. Y en tal sentido se ha obtenido mucho en el mencionado lapso, que se ha difundido a través de la literatura y desde la escena.
Sin embargo, la aniquilación de obstáculos no conduce por sí sola a un ennoblecimiento de la vida social e individual. Pues junto a ello es decisivo el anhelo de lucha en favor de una estructuración moral de nuestra vida comunitaria. En este punto no hay ciencia que pueda salvarnos.
Creo por supuesto que el excesivo énfasis en lo intelectual -que suele dirigirse sólo hacia la eficacia y lo práctico- de nuestra educación, ha conducido al debilitamiento de los valores éticos. No pienso tanto en los peligros que conlleva el progreso técnico para la especie humana, como en la asfixia de la consideración mutua entre los hombres por un hábito de pensamiento inclinado al mero hecho, que se ha extendido como un terrible congelamiento sobre las relaciones humanas.
La plenitud en los aspectos morales y estéticos es un objetivo mucho más próximo a las preocupaciones del arte que a las de las ciencias. Tiene prioridad, sin duda, la comprensión de nuestros semejantes.
Mas esta comprensión sólo resulta fecunda cuando la sustenta un sentimiento cordial y fraterno en la alegría y en la aflicción. El cultivo de esta elevada fuente de acción moral es lo que queda de la religión cuando ella se ha purificado de los elementos supersticiosos.
En este sentido, la religión constituye una parte importante de la educación, en la que recibe una consideración muy escasa y poco sistemática.
El dilema aterrador que plantea la situación política mundial está estrechamente relacionado con este pecado de omisión que nuestra civilización comete. Sin una "cultura ética" no hay salv
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